Ya no eres chévere Cerosetenta
Desde que Petro ganó la presidencia, creo que tanto yo como periodistas de muchos otros medios alternativos sabíamos que las cosas iban a cambiar. Y con esto no me refiero a las banderas del “cambio”, que mantienen ondeando el Presidente, sus coequiperos y seguidores, sino a un cambio en la relación con nuestras propias audiencias, esas que vieron en el periodismo independiente una salida a las narrativas de los grandes medios cuando las papas quemaban. Cuando el estallido social pasaba del descontento en redes a la protesta de cientos de personas en las calles.
Yo entré a Cerosetenta en 2020, durante lo peor de la pandemia y cuando las medidas de confinamiento tenían al país como una olla pitadora. Como ‘editor de audiencias’, que es una palabra medio novedosa en los medios pero que a grandes rasgos se trata de coordinar las redes sociales, estuve involucrado en todos los cubrimientos que hicimos en el Paro Nacional. Un cubrimiento crudo y doloroso pero también que me cargaba de esperanza y que me permitía ver desde una pantalla, a una ciudadanía activa que se tomaba las ciudades masivamente en contra de las políticas del gobierno de Duque, un tipo que ha caricaturizado como pocos la figura del presidente de Colombia –y eso es demasiado decir–.
En medio de estos cubrimientos pude ver cómo los seguidores y las interacciones en las redes sociales de Cerosetenta aumentaban. De a pocos nos íbamos sintonizando con una audiencia que creía en nosotros, que apreciaba que saliéramos a las calles y se sentía representada por nuestro periodismo, en medio de una desconfianza en torno a lo que decían medios propiedad de banqueros y familias poderosas. Como dice nuestra directora Natalia Arenas, no hay algo tal como el “periodismo objetivo” –ese que muchas veces venden en las facultades de periodismo como el deber ser– porque todas las decisiones sobre una nota pasan por alguien que mira, selecciona y cuenta. Como comunicadores y ciudadanos pusimos nuestra mirada en la gente, en los que estaban poniendo el lomo frente a una fuerza pública totalmente desdibujada y violenta.
Enfocados entonces en las razones detrás de la manifestación y no en lamentos por paredes pintadas, hicimos periodismo durante esos años y así, de nuevo, fuimos formando lo que es hoy el gran grueso de la audiencia de Cerosetenta. Fue nuestra manera de ser contrapoder durante el Gobierno Duque y es que así es como el periodismo debería ser siempre: contrapoder. Por eso con la llegada de Petro temía que nuestra audiencia sintiera que le estábamos dando la espalda cuando tuviésemos que voltear la arepa y la crítica contra el presidente de derecha marioneta de Uribe al que era tan fácil odiar, pasara a ser contra el político que llegó a la Casa de Nariño, en buena medida, gracias a esa misma movilización que supo ser la agenda principal de esta revista.
Ese miedo, como era de esperarse, se hizo realidad. Para parte de las personas que nos siguen, pasamos de ser un medio independiente a una herramienta de la “conspiración” de los poderes que se mueven dentro de la Universidad de los Andes en contra del progresismo colombiano. Porque no vemos grandes innovaciones en la política de drogas de Petro, encontramos falencias en sus reformas o no apoyamos directamente a su candidato a la Alcaldía, nos graduaron de medio del Establecimiento. Nos dijeron de frente: ya no son chéveres.
En mi trabajo de lunes a domingo me dedico literalmente a entender a nuestra audiencia, a pensar en el periodismo que buscan en esta revista. Y, sin embargo, esta situación me ha llevado a pensar en que muchas veces las audiencias no buscan periodismo independiente, buscan a alguien que les valide sus propios prejuicios detrás de un teclado, una cámara o un micrófono. Me entristece pensar en que ese boom de los medios alternativos que vimos después de años de hablar de una crisis en el periodismo, haya sido un espejismo en el que nos mirábamos felices entre nosotros, recibiendo me gustas, comentarios y compartidos por decir lo que muchos querían o esperaban que dijéramos.
A lo mejor ya no somos chéveres, sí. Pero prefiero vivir con la tranquilidad de que estamos haciendo el periodismo en el que creemos y no el que meramente se espera de nosotros.
Eduardo Santos, editor de audiencias de 070
A propósito de la Reforma a la salud impulsada por el Gobierno para este año, Oxfam Colombia junto con la Universidad Nacional publicaron el informe: “Desigualdades en salud en Colombia y la oportunidad de corregirlas”. El documento, una guía en la que se visibilizan los mayores retos del sistema de salud en Colombia, cuenta con un amplía recopilación de fuentes estadísticas que ofrecen un panorama de la situación actual en el sector de la salud en el país.
A continuación, algunos datos relevantes extraídos del informe:
Colombia paga más de 13 billones de pesos anuales en medicamentos, lo que representa cerca del 20% del gasto total del rubro salud.
En Colombia hay 1 cama UCI por cada 4.750 habitantes, mientras que en Japón, la proporción es de 1 cama por cada 128 habitantes, según datos del Ministerio de Salud.
Pertenecer al régimen subsidiado aumenta en un 31,74% en el riesgo de morir por desnutrición en niños menores de cinco años, según el Instituto Nacional de Salud (INS), en Colombia
Más del 50% de todos los medicamentos en el mundo prescriben, dispensan o venden de manera inapropiada. La mayor razón es el uso de demasiados fármacos por paciente, de acuerdo con la OMS.
408,000 colombianos no pudieron acceder oportunamente a su medicamento desde el sistema de salud, de acuerdo con la encuesta de calidad de vida del DANE del 2022.
Nilson Murgas, practicante en 070 y estudiante de la maestría en periodismo de la Universidad de los Andes.
EL trabajo independiente y autogestionado de sellos y artistas siguen manteniendo la oferta cultural en Bogotá a tope. Uno de ellos es el Sello In-Correcto que para celebrar su próximo aniversario, preparó una programación que va hasta el 29 de noviembre de la mano de la avanzada sónica nacional y latinoamericana.
Les dejamos la programación completa aquí.