Queda en manos de Morat
Hoy en el Niusléter: una editorial sobre la nueva tarifa dinámica para conciertos, la nueva temporada de Punto y Coma, los manuscritos "Ars Moriendi" y la creciente ola de suicidios en la amazonía.
Viviana dice que le parece “linda” la música de Morat pero que “qué gonorrea” cómo cambiaron los precios con la tarifa dinámica. Juliana, también fan, piensa que una cosa es que cambien los precios entre fecha y fecha pero otra muy diferente es que pase dentro del mismo proceso de compra. Para Isabella, que los vio en el Movistar Arena en 2019, la tarifa dinámica es un abuso y un irrespeto con los fans. Ana María, que los verá el otro año en El Campín y es una defensora acérrima de la banda en Twitter, dice que casi no puede comprar su entrada por el cobro extra de la nueva modalidad de tarifa. Laura fue de las pocas que le reclamaron directamente a TuBoleta en redes por el incremento de más de 100.000 pesos que le hicieron a su boleta a la hora de hacer el pago, sin que ella entendiera bien por qué.
Como estas hay muchas más cápsulas tuiteras que muestran el sentimiento de inconformidad de una parte de la fanaticada de Morat, el cuarteto pop que hizo historia al ser la primera banda bogotana en hacer un sold out en El Campín. Ese hito, que trasciende los gustos musicales, lamentablemente ha quedado ensuciado por la polémica de la “tarifa dinámica”, una práctica cada vez más normalizada por tiqueteras y productoras de conciertos en otras partes del mundo y que llegó a Colombia de la mano de esta banda, TuBoleta, la productora TBL Live y la agencia GTS Talent Services, adscrita a Universal Music Group.
La tarifa dinámica se refiere a un incremento en tiempo real que le hacen al precio de la boletería cuando hay una alta demanda. Algo así como cuando aumentan los precios en las apps de transportes en hora pico o cuando las aerolíneas dicen que pueden cambiar sus precios sin previo aviso. Un no-tan-nuevo-modelo que una empresa tan cuestionada como Ticketmaster ya ha implementado en Estados Unidos con conciertos de artistas de la talla de Bruce Springsteen o Taylor Swift, y que obliga a muchos fans a tener que elegir entre pagar tarifas infladas o acudir a la reventa, uno de los males de la industria que dicen estar combatiendo.
Ticketmaster, al igual que otros defensores de esta estrategia de ventas, insisten en que es simplemente oferta y demanda ajustada a tiempo real y que no hay diferencia con alguna de las industrias que mencioné en el párrafo anterior. Sin embargo, se les pasa decir que a diferencia de esos casos, para el comprador no hay ninguna otra opción más que adquirir sus entradas con ellos, por lo menos dentro del mercado legal. Aquí también cabría decirle a Andrea Valencia, vicepresidente ejecutiva de TBL Live, que no es lo mismo que existan etapas de venta previamente establecidas a que aumenten los precios en el momento de la compra, como intentó argumentar en una entrevista escueta que dio para Shock.
Es un hecho que en este 2023 la industria de los conciertos se ha desacelerado después del boom post pandémico que quedó retratado en las altas cifras de asistencia y recaudación de dinero del año pasado. Tampoco hay ningún sustento para decir que la tarifa dinámica sea ilegal e incluso estas empresas pueden alegar que lo comunicaron a los compradores en la letra pequeña de la tabla de precios. Ahora, ¿vale la pena llevarse por delante el bolsillo y la entrega del fan con tal de hacer todavía más plata? ¿Se justifica para Morat aguantar el golpe reputacional con tal de cobrar más?
Los Morat se caracterizan por ser una banda entregada a sus fans, los que hacen posible las millones de reproducciones que tienen en plataformas digitales, los defienden de los que los pordebajean por gomelos y los que les llenaron cinco veces el Movistar Arena y dos veces El Campín, ambos hechos inéditos que enorgullecen a la música hecha por bogotanos. Por eso es tan jodido darles la derecha en esta, una decisión que sí, tuvo que pasar por su management, por la productora y por la tiquetera, pero de la que ellos, como artistas, tenían y todavía tienen la palabra final. El legendario Robert Smith de The Cure ya demostró que los artistas pueden hacer algo y, desde su plataforma personal, le exigió a Ticketmaster acabar con la tarifa dinámica para sus shows en pro de su fanaticada.
Ahora queda en manos de Morat –Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil, Simón Vargas y Martín Vargas– quedarse de brazos cruzados frente a lo que e$pera la industria de su banda o tomar una posición trascendental que no solo sentaría un precedente frente a sus fanáticos sino frente a las personas que asisten a conciertos en este país. Muchos quisiéramos escucharlos.
Eduardo Santos Galeano, editor de audiencias y periodista musical en 070.
Estamos muy contentos porque lanzamos una nueva temporada de Punto y Coma. Ya van tres temporadas desde que el año pasado nos imaginamos este podcast. Queremos leer más escritoras, conocer cómo ha sido su proceso creativo, conversar sobre sus lecturas o cuáles han sido esos libros que las han marcado y sus consejos para escribir. Esta tercera temporada, que podrán empezar a escuchar en las plataformas de podcast, la grabamos en la Casa de la Imaginación de Comfama durante la Fiesta del Libro de Medellín que sucedió del 8 al 17 de septiembre.
Sigamos escuchándonos y leyéndonos con el podcast Punto y Coma.
María Camila Agudelo, periodista y lectora voraz.
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Ars Moriendi - (El arte de mor-ir.se)
Por ahí en 1410-1415, la iglesia publicó algunos manuscritos llamados “Ars Moriendi” sobre los protocolos y rituales para que lo cogiera a uno la muerte bien parado. Entre otras soluciones innovadoras de la era (como las ventanas de cristal, las gafas o el reloj mecánico), estos escritos se publicaron como una respuesta a la creciente cantidad de cadáveres que la peste negra estaba dejando sobre las calles durante la Edad Media. Los clérigos no daban abasto con tanto gentío muriendo en la puerta de la iglesia esperando el perdón de dios.
Tras tres manuscritos fallidos, sobre todo por los altos niveles de analfabetismo de la población, decidieron atender a las necesidades espirituales de la comunidad con una serie de 13 ilustraciones grabadas en cobre y madera explicando cómo morirse bonito, una especie de fanzine funerario con instruccionales y dibujos, el “Muérase usted mismo, pero con consuelo” del momento.
Como todo buen fanzine, esta publicación se convirtió en una serie de reproducciones y reinterpretaciones con ciertos cánones establecidos. Por ejemplo es común ver en las ilustraciones del Ars Moriendi cómo los demonios y los ángeles se disputan el alma del paciente en el lecho de muerte mientras La Santísima Trinidad se encuentra expectante, casi que pagando por ver.
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Intentando entender mi fascinación por el imaginario lúgubre, recordé las palabras de mi terapeuta en alguna sesión, “Estás obsesionada con la muerte”, me tomé negativo el comentario, lo recibí con culpa. Pero ahora volviendo del disocie me entiendo un poco más en ese sentido, me pasa lo mismo que le pasó a la Edad Media en su pico de duelos. Encuentro coherente que una de las eras de más poder para la religión católica en la historia occidental sea el momento con más duelos por habitante, y en consecuencia el periodo más obsesionado con la muerte y con una fijación desde los oficios por representarla en medio de la mundanidad, naturalizando la única certeza que tenemos los seres vivos; para vivir hay que morir, para morir hay que vivir.
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Memento Mori, “recuerda morirás”.
Podría leerse en dos sentidos, como una invitación o una amenaza. Hay un último día para todas las cosas y a pesar de las circunstancias es digno que cada una muera bonito.
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Váyase bien.
Nefazta - Todera Gráfica
Los últimos meses estuve dedicado a trabajar con un fabuloso equipo de reporteros que se metieron en la entraña de la selva para tratar de explicar un fenómeno preocupante: la creciente ola de suicidios entre indígenas de la amazonía colombiana. Este proyecto, liderado por Pedro Samper, periodista y documentalista, es una maravillosa lección de cómo contar historias relacionadas con los pueblos indígenas dando relevancia y protagonismo a su propio diagnóstico, en vez de menospreciar ese mundo ajeno, sofisticado y complejo con la versión traducida - aplanada y digerible- de nuestro mundo “blanco” y “occidental”.
¿Por qué se están suicidando los indígenas? Este informe especial de tres capítulos sopesa las explicaciones que hasta ahora tienen las autoridades oficiales de sanidad – que en todo caso poco saben de una realidad que solo palpan desde las estadísticas- con las de quienes habitan en esas selvas remotas (¿remotas de qué? ¿de las audiencias de los medios de comunicación?) Son ellos quienes padecen el fenómeno de primera mano y son ellos, pese al Estado ausente, quienes han logrado frenar ese fenómeno que no está lejos de la epidemia. Dietas, limpiezas espirituales, viajes místicos de abuelos sabios para combatir a espíritus malignos, el don de la palabra, el humo del tabaco, han sido la receta de su curación.
Este especial nos invita, entre otras, a reevaluar las categorías supremacistas de la ciencia occidental y a reconocer el invaluable valor del saber medicinal ancestral. Es urgente que cuidemos y no desdeñemos esa ciencia sabia pues ha logrado lo que ninguna EPS, ningún hospital -allá no hay ni eso- y ningún laboratorio ha logrado: contener la racha de suicidios. Solo por eso ya es buena medicina.
Lorenzo Morales, editor de investigaciones de 070