María Mercedes Carranza en Cerosetenta
Muy pronto presentaremos “El mundo es esto que miro: vida y obra de María Mercedes Carranza”, un especial sobre una de las poetas y gestoras culturales claves del Siglo XX en Colombia.
A inicios de año, recién llegado a esta redacción, aterrizó en mi bandeja de entrada un texto. Era uno de los muchos correos que un recién llegado recibe como bombardeo mientras se acomoda, entiende, respira y se acopla a un nuevo espacio. El correo pudo haber sido pasado por alto, como muchos otros en esas primeras semanas, pero no terminó en la papelera. Le di clic, abrí el archivo adjunto y empecé a leer.
Se trataba de un texto inédito de la poeta María Mercedes Carranza que reposaba –reposa– en el Banco de Archivos Digitales de Artes en Colombia –BADAC–. Era la primera vez que me tropezaba con eas siglas –BADAC– y me empecé a enterar que allí reposaba –reposa– también, desde hace unos años, el archivo de María Mercedes Carranza y que sus oficinas quedan a dos balcones de la redacción de esta revista.
El texto inédito se convirtió en el trampolín para saltar al mundo del Archivo Carranza en el BADAC y para conocer a los múltiples investigadores del semillero que desde hace años trabajan con ese archivo que dirige Jerónimo Pizarro, profesor del Departamento de Literatura de la Universidad de los Andes.
Un fondo que cuenta –me fui enterando yo– con fotografías, cartas, diarios, textos inéditos, libros de la propia María Mercedes Carranza y que abren numerosas líneas de investigación para quienes trabajan en su vida y obra. La vida y obra de una de las poetas y gestoras culturales más importantes del siglo XX en el país.
Su vida está pegada a la historia política colombiana en las últimas décadas del siglo pasado. Fue periodista en la época del Frente Nacional, militó en el Nuevo Liberalismo, fundó y fue durante 17 años directora de la Casa de Poesía Silva en Bogotá, fue constituyente, defendió el derecho al aborto y peleó por la libertad de expresión y para que la información no fuera monopolizada por grandes corporaciones.
Hasta su muerte, comentó la realidad política de este país. Y en su poesía utilizó ese material –el de lo real horroroso– para intentar darle forma a esta casa de espesas de paredes coloniales que “hace varios siglos que se viene abajo”. No hay sino que pensar en ese gesto ¿radical? ¿trágico? ¿cartográfico? ¿o cómo llamarle a eso? de agarrar un mapa de Colombia y clavar el índice en algún municipio con nombre de masacre, para luego escribir 24 Cantos de pura desolación y lenguaje. Y trazar una geografía de los años noventa en un país que hiede a muerto: El canto de las moscas.
Hay dos imágenes que se me vienen cuando pienso en su poesía. La mesa de una cocina con ventana a los cerros de Bogotá. Y un cajón, con un cuerpo olvidado, al que le va cayendo tierra encima. En esta combinación extraña de lo ordinario y lo terrible reside, me parece a mí, la potencia de la poesía de María Mercedes Carranza. Leerla es –como nos dijo su hija Melibea en una entrevista que publicaremos– descender a los infiernos “sin Dante ni ninguna compañía”.
Carranza se suicidó una mañana de julio de 2003. El año pasado se cumplían 20 de su muerte pero los homenajes previstos llegaron con un año de retraso. En junio de este año, la Biblioteca Nacional inauguró la exposición “María Mercedes Carranza, el oficio de vestirse” replicando la misma exposición que el BADAC había montado durante los primeros meses del año en la Facultad de Artes y Humanidades de los Andes.
En Cerosetenta nos queremos sumar al homenaje y por eso presentamos “El mundo es esto que miro: vida y obra de María Mercedes Carranza”, un especial cuya razón no es otra que motivar la lectura de la poesía de MMC y provocar la curiosidad por su obra.
En él encontrarán una cronología de la vida de MMC que sirva como hoja de ruta para quienes se acercan a ella por primera vez; textos sobre su faceta como periodista cultural, sobre su correspondencia, sobre la relación con la poesía de su padre, Eduardo Carranza; un texto sobre el archivo mismo; otro sobre su relación con la Casa de Poesía Silva; una entrevista con su hija Melibea; un texto inédito de Carranza de los años 80. Y otras cosas más.
Este especial fue construido con mucho esfuerzo y entrega por varias personas. Quiero agradecer al BADAC, y especialmente a María Juliana Vargas y a Camilo Martínez. A Jerónimo Pizarro, y al Semillero de María Mercedes Carranza. A Melibea Garavito Carranza y a David Augusto De Salvador cuya ayuda, al menos en la primera etapa de este especial, fue fundamental.
No queda más que invitarlos a leerlo (esperamos publicar el próximo miércoles 7 de agosto).
Un pequeño recorderis: estamos a menos de 90 días de la COP16, la cumbre de biodiversidad más importante del mundo que se celebrará en Cali. Esta “COP de la gente” –como la bautizaron desde el gobierno nacional– es la gran bandera del Ministerio de Ambiente que, en cabeza de la ministra Susana Muhamad, lleva corriendo desde principio de año cuando consiguieron la sede. Entre toda esa corredera a la organización le cayeron críticas por lo demorada que estuvo la publicación de la agenda. También les ha tocado el asedio de las disidencias de las Farc a cargo de Iván Mordisco, que aunque este semana se retractó, llegó a amenazar con atacar la COP16 “así militaricen con gringos”.
En Cerosetenta nos preguntamos sobre lo que aún queda sin resolverse de la mano de expertos ambientales y de seguridad, líderes de comunidades que todavía no tienen clara la ruta para llegar a la conferencia y la propia ministra Muhamad, que nos sacó de algunas dudas pero de otras no.
Lean más aquí y esperen el resto de nuestro cubrimiento.
Hablamos con el artista y escritor César Vallejo —caleño que vive en Nueva York— sobre Compañerxs, la obra de la que él fue cocreador junto a la fotógrafa mexicana —criada en España de padres colombianos— Camila Falquez. Quienes estuvimos este 31 de julio en la Plaza de Bolívar durante la radicación del proyecto de Ley Integral Trans –que busca garantizar derechos y eliminar la discriminación contra las personas con identidades de género diversas en Colombia–, vimos en el centro de la plaza una pasarela circular rojísima y brillante de 25 metros de diámetro.
Hasta allí llegaron personas trans y no binarias vestidas de rojo portando banderas que por un lado tenían impresos los artículos del proyecto de ley y, por otro, fotografías. Ese performance fue la presentación de Compañerxs. Pero la obra, cuenta César, empezó hace un par de años cuando él y Falquez, que han trabajado juntos en proyectos artísticos en torno al género, la diversidad y la descolonización, se pusieron en contacto con la plataforma ¡Ley Integral Trans Ya! Una iniciativa que ya venía trabajando con la población trans y no binaria del país para redactar el proyecto de Ley Integral Trans.
La gaitera Ceiba, al terminar el performance. Foto: César Vallejo.
Falquez y Vallejo acordaron con la plataforma que harían un acto artístico que acompañara y diera visibilidad a este acto político. Entonces la fotógrafa y el escritor, junto a la estilista Lorena Maza, se dieron a la tarea de recorrer el país fotografiando y entrevistando a unas 70 personas trans y no binarias. “La obra iba a ser los retratos, pero no estaba completa si no sabíamos quién era cada sujeto y qué hacía desde su territorio. Mi trabajo fue escuchar y documentar las historias”, explica César, y agrega que la idea de que las banderas tuvieran un retrato por cada artículo fue humanizar la ley.
Muchxs de quienes estaban en la Plaza de Bolívar participaron en la obra y el 31 de julio vieron sus retratos por primera vez, dignificadxs, enaltecidxs, entre las sedas y los rojos característicos de Falquez. Así como el proyecto de ley entrará a debate en la Cámara, Compañerxs espera continuar su camino como una exposición de fotografía y videoinstalación y una celebración artística de ese hito que es la Ley Integral Trans.